jueves, 14 de octubre de 2010

LA AUTORIDAD ES PARA SABER MANEJAR EL PODER, NO EL PODER PARA ADQUIRIR AUTORIDAD

La autoridad reside en la persona del líder, el poder le viene del grupo.
Poder sin autoridad es tiranía, autoridad sin poder en impotencia. Líder
sin autoridad y sin capacidad de delegación no es líder. El líder posee
autoridad propia que se la concede primero lo que sabe (autoridad
epistemológica) y segundo su capacidad de imponer orden (sentido de
finalidad y de bien, autoridad deontológica) con base en el sentido de
justicia de su acción.


 
El poder se lo concede el grupo con la aceptación expresa o tácita de su
autoridad y mediante la capacidad del líder de delegar y de negociar.
El auténtico líder no es acomodaticio ni reaccionario, ve el poder como
medio no como un fin en sí mismo. No pelea por el poder mismo, lo aprecia
como medio necesario para el fin de su ideal de cambio, por ello cuando
termina su gestión sabe perder el poder sin depresión o sufrimiento. Usa la
autoridad (fuerza moral) y del poder (fuerza de coacción), no como fin, sólo
como apoyo a la autoridad y de ambas, como medio para llegar a la justicia
y la paz social.
 
Menos aun apetece el poder como lucro o lucimiento personal pues parte de
la convicción de que el poder está al servicio del bien común y no se sirve
del poder en su beneficio. Dicho de otra forma no tiene síndromes de
paranoia (obsesión de dominar y de figurar) como tantos políticos centrados
en su persona y no en la comunidad a la cual usan en lugar de servirla.